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La observó dormir, tranquila e inocente, estaba realmente hermosa.
Tenía un mechón de pelo sobre la mejilla, que él cogió con ternura y se llevó al rostro, lo olió, lo acarició y lo colocó con el resto de la melena oscura de la joven. Después admiró aquellas formas femeninas del cuerpo desnudo de su amada que tantas noches había deseado hasta tenerla allí, con él.
Besó su frente y ella se removió ligeramente en sueños, él creyó ver (o vió) que sonreía.
Recostó la cabeza sobre sus pechos y con el sonido de su corazón, que solo latía para él, se quedó dormido.
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29 julio 2009
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