Desde que coloqué el espejo en la habitación no hago más que mirarme, al principio solo unos segundos, para asegurarme de que seguía con una forma corpórea en la habitación, pero poco a poco estos vistazos se convirtieron en contemplaciones de horas en las que me paseo despacio por mi anatomía, incluso en días, como aquel en el que por buscar defectos en mi pierna izquierda se me olvidó comer. Me miro y pregunto que quiere esa extraña que me mira desde el marco, qué desea, qué teme. Y cada vez encuentro un defecto (o efecto) diferente, un grano en la barbilla, un pelo rebelde sobre la coronilla, unas caderas que ¿no parecen un poco más anchas que con anterioridad?.
Pero lo que más me fascinan son las pupilas, observo inmóvil como crecen y decrecen con los cambios de luz de la habitación.
[Volver a empezarrrr otra vez (8)]
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2 comentarios:
arrrrggggg q texto tan geniaaaaaal troooonca
deberías continuarlo, aunque probablemente sí que lo hayas hecho... jeje
te quiero
volver a estrenaaaaaaaaar botas y cuadernoooooooooooooos
Que texto tan bueno XD
jajajaaj
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