Garabatos

No puedo escribir. Miro el papel blanco y no se que hacer con él. Lo giro, acerco el lápiz y lo vuelvo a alejar sin escribir nada. Empiezo a dibujar espirales y remolinos en una de las esquinas, empiezan a chocar entre sí, se confunden y agitan, se tragan unas a otras, se devoran con pasión, se saborean como labios mustios bebiendo de una copa de vino, se unen formando un uno, un todo. Se les hace difícil respirar entre tantos roces violentos, se ahogan y boquean en busca de aire, los ojos se abren demasiado con las pupilas decrecientes. Luchan por sobrevivir, pero los más pequeños mueren asfixiados ante la creciente marea. Todo se oscurece.


He malgastado un folio con garabatos negros.